La traducción es una disciplina que busca trasladar la información de un idioma a otro de la manera más precisa posible. Para ello, existen una serie de técnicas que ayudan a producir un mensaje con sentido en la lengua meta respetando el sentido original.
Lógicamente, un profesional con experiencia gestiona de forma más correcta y ágil un encargo de traducción, y eso es gracias a que se ha ido encontrando a lo largo de su carrera con diferentes dificultades y ha utilizado estas técnicas para solventarlas.
Los mejores métodos y técnicas de traducción
Aunque los traductores experimentados utilizan estas técnicas de forma prácticamente inconsciente, forman parte de su proceso de trabajo. En este artículo te presentamos algunas de las técnicas más comunes, y te animamos a tratar de identificarlas en los textos u obras traducidas que tengas a tu alcance.
Traducción literal
Antiguamente era el método más utilizado y valorado. Se consideraba que así el traductor no dejaba lugar a su propia subjetividad a la hora de trasladar el contenido de un idioma a otro. De ahí la famosa frase «traduttore, traditore» (traductor, traidor). Si las lenguas de trabajo tienen estructuras similares puede ser útil, pero cada vez está más en desuso, poniendo el sentido por encima de la literalidad.
Calco
El mismo concepto de la traducción literal, pero en lugar de hacerlo palabra por palabra se trata de un sintagma. Ejemplos: weekend = fin de semana / football = balompié / basketball = baloncesto.
Préstamo
Con esta técnica cambiamos el chip, y es que aquí se mantiene la palabra o expresión en el idioma original. Por ejemplo: «He tenido un déjà vu«. Se decide no adaptar al lenguaje de destino, aunque normalmente se reduce a expresiones que tienen un amplio calado en la cultura, o de lo contrario no son efectivos. Lógicamente, las palabras procedentes del inglés son las más comunes, especialmente en el ámbito de la tecnología, que por otro lado forma parte de la vida diaria y el habla coloquial.
Adaptación
Aquí sí que se busca acogerse a los convencionalismos de la lengua y cultura de llegada. De nada sirve traducir un referente cultural si el público lo desconoce. Lógicamente, esto es un poco más subjetivo y será el traductor quien decida si el receptor está capacitado para comprender los elementos del texto original o es más conveniente naturalizarlos y escribirlos en el idioma de destino. Uno de los ejemplos más recordados lo vimos en la película Regreso al futuro, donde se hablaba de unos pantalones Levi’s cuando el original mencionaba los calzoncillos Calvin Klein que, por entonces, no eran tan conocidos en España.
Reestructuración
Con esta técnica se plantea un texto más diferente del original, ya que se puede invertir el orden de los elementos o hacer que de una misma frase salgan dos en la traducción (o viceversa). Esto implica una mayor intervención del traductor y se debe hacer con sentido o de lo contrario podría caerse en el error de despegarse excesivamente del original.